Eliana Alejandra Trías. Vila-real
«Chamuyar» es un verbo que se utiliza para describir la acción de hablar o conversar de manera persuasiva o con el objetivo de seducir a alguien, es decir, podríamos describirlo como una «labia». Se trata de un término informal y coloquial que se utiliza principalmente en Argentina, pero que también lo encontramos en Uruguay o Bolivia.
Aunque el origen exacto del término «chamuyar» no está claro, se cree que proviene del lunfardo, una jerga argentina que se desarrolló a finales del siglo XIX y principios del siglo XX en los barrios marginales de Buenos Aires, según la Secretaría de Cultura de la Nación de Argentina. Chamuyar vendría del «caló», un hablar de origen gitano de países como España, Francia y Portugal. Por esta razón, se fundamenta que los términos coloquiales que provienen del lunfardo son gracias a los procesos migratorios entre Europa y Argentina, en su mayoría vinculados a España.
El lunfardo era utilizado principalmente por los inmigrantes y la clase trabajadora, y se caracterizaba por su vocabulario único y expresiones coloquiales. «Chamuyar» es uno de los términos que se incorporó al lunfardo y posteriormente se popularizó en el habla cotidiana de los argentinos.
El «chamuyo» puede ser utilizado tanto de manera positiva como negativa. Por un lado, puede ser una forma amigable y divertida de interactuar con los demás, utilizando el lenguaje de manera persuasiva pero inofensiva. Por otro lado, también puede ser utilizado de manera manipuladora o engañosa.
Es importante destacar que el «chamuyo» no se limita únicamente a las palabras. También puede incluir el lenguaje corporal, gestos y expresiones faciales. Por ejemplo, alguien puede «chamuyar» a otra persona para conseguir un trabajo, persuadir a un amigo para que haga algo o intentar conquistar a alguien en un bar.
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